Manuel
del Arco Álvarez (Zaragoza, 1909 – Barcelona, 1971) fue un caricaturista y
periodista de gran prestigio. Realizaba agudas entrevistas a famosos personajes
de todo el mundo y las ilustraba con magníficas caricaturas que él mismo
realizaba.
Definió
así su labor periodística: «Un periodista es un señor que sirve a los demás, que vive
para los demás, que piensa en los demás. Yo no sirvo al personaje, sino al
lector. Mi columna ha querido ser el barómetro de la temperatura del país. Sin
añadir un grado más ni menos».
Cabe
la posibilidad de que conociera a Rafael Zabaleta en Valencia, donde del Arco pasó
la Guerra Civil en el servicio de intendencia del ejército republicano.
Finalizada la contienda, fue depurado y se le prohibió trabajar en Madrid, por
lo que se trasladó a Barcelona.
Allí
encontró su primer empleo en el Servicio de Recuperación del Patrimonio Artístico
Nacional, del que era Comisario de zona (Cataluña, Valencia y Baleares) su
paisano Luis Monreal y Tejada, amigo también de Zabaleta, quien había propuesto
(7 de noviembre de 1939) al pintor quesadeño ilustrar el libro de Camilo José
Cela “Viaje por Andalucía” (probablemente se refería al finalmente titulado “Primer
viaje andaluz”)[1].
En Barcelona del Arco rehízo su vida como
periodista y caricaturista. Colaboró con El
Correo Catalán, Diario de Barcelona,
La Vanguardia, Destino y Tele/exprés.
En
dos ocasiones del Arco entrevistó a Rafael Zabaleta, y ambas con motivo de
sendas exposiciones del pintor en Barcelona (1953 y 1957).
Transcribo a continuación las dos entrevistas para que no caigan en el olvido.
En los meses de octubre y noviembre de 1953, Rafael Zabaleta expuso por segunda vez (la primera fue el año anterior) en la Galería Syra de Barcelona. Con tal motivo, Manuel del Arco lo entrevistó para el diario La Vanguardia (28 de octubre de 1953, página 13):
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Caricatura de de Zabaleta incluida en la entrevista |
- - ¿Qué
pretende con su pintura?
- - Vivir,
expresarme, perdurar.
-
¿Vive
para pintar, o pinta para vivir?
- No
sé hacer otra cosa.
- ¿Adónde
va con su pintura?
- Hacia
un nuevo realismo.
- ¿No
le interesa el Museo del Prado?
- Mucho.
- ¿Por
qué no sigue ese camino?
- Porque
después de Goya la buena pintura se trasladó a Francia enlazando con el
impresionismo y este abrió las
puertas a nuevas posibilidades hasta llegar a lo abstracto, que es la última
consecuencia de los ismos. Yo quiero con toda esta experiencia hacer síntesis
creadora hacia un nuevo realismo español y universal.
- En
este su nuevo realismo, ¿no hay también literatura?
- Yo
por lo menos procuro eliminarla y hacer sólo pintura.
- Sin
embargo, en su obra pictórica se respira poesía.
- Sí,
pero una poesía que está supeditada a lo plástico.
- El
tema, concretamente el paisaje, ¿lo capta usted cómo es, o cómo debe ser?
- Como
debe ser.
- Otro
pintor ante el mismo tema ¿lo pintaría como usted?
- No.
-
¿Cuál
de los dos estaría en lo cierto?
-
El
que lo haga mejor.
-
¿A
qué llama usted hacerlo mejor?
-
Al
que perdure con el tiempo.
-
¿No
teme estar usted equivocado?
-
¡No!
-
¿Ve
usted su posteridad?
-
Creo
que sí.
-
¿Qué
quedará de toda la pintura que no se parece a la suya?
-
Casi
nada porque la mía es consecuencia de la pintura actual.
-
Si
Goya hubiera nacido en este tiempo, ¿cómo cree hubiera pintado?
-
Como
Picasso, por ejemplo.
-
¿El
pintor, por consiguiente, está atado a su época?
-
Fatalmente.
-
¿Usted
vive y respira el mundo presente desde su rincón de Quesada?
-
Sí.
-
Pregunto
al pintor como simple mortal: ¿cómo ve el mundo presente?
-
En
un momento crucial y falto de valores espirituales, aunque muy enmascarado por
la técnica.
-
En
su pintura ¿qué hay?
-
Una
técnica elemental y necesaria, porque la profesión lo exige, pero dentro hay
pintura y espíritu, creo.
-
¿Cuál
es su ambición al pintar un cuadro?
-
Meter
en un solo lienzo figuras, paisaje, animales, cosas; en fin, la Naturaleza en
pleno, con un nuevo sentido actual.
-
Si
no hubiera visto usted nada de
pintura, ¿cómo pintaría?
-
Como
un niño.
-
¿Sufre
cuando pinta?
-
Todo
lo contrario.
-
¿Sufre
viendo pintura que no sea suya?
-
Hay
veces que sí.
-
¿Admira
a alguien de la actualidad?
-
Pictóricamente,
a Picasso.
-
¿Solo
a él?
-
Después
a Miró y luego a los maestros de la pintura moderna francesa, pero ya en menor
escala.
-
¿Por
qué le atrae Quesada?
-
Quizá
sea porque los primeros años de la infancia dejan huella.
-
Trasladado
su caballete a otro sitio ¿sería distinta su pintura?
-
Sí,
el medio influye.
-
¿Ha
pintado en otro sitio?
-
Nunca.
-
¿Le
da miedo salir de allí?
-
Casi.
-
¿Pinta
al natural, o de memoria?
-
De
memoria y muy rara vez del natural, tanto figura como paisaje; yo creo que la pintura
es una cosa mental.
-
¿Tiene
medallas?
-
Ninguna;
ni aspiro a ellas.
-
¿Vive
de la pintura?
-
No;
vivo de la agricultura,
Así pinta usted cómo le da la gana...
En
los meses de octubre y noviembre de 1957, Rafael Zabaleta expuso de nuevo en la
Galería Syra de Barcelona y Manuel del Arco lo volvió a entrevistar, en este
caso para la revista Destino (nº
1055, 26 de octubre de 1957, página 35):
ZABALETA,
pintor, es un acomodado agricultor que vive en Quesada, Jaén.
-
¿Quién es más feliz, el artista o el hombre?
- El
artista.
- ¿Por
qué sufre el hombre?
- Porque
quizás sea una condición para crear.
-
El hombre, Zabaleta, si no
fuera pintor, ¿sería muy
desgraciado?
- Puede
ser
Caricatura de Zabaleta incluida en la entrevista
- ¿No
se conforma con vivir de la agricultura?
- No
es todo recoger cosechas.
- Sin
embargo, usted no se mueve de Quesada.
- El
ancla la tengo enclavada ahí, pero luego salgo por el mundo.
- ¿Pinta
usted el campo como es, o como debe ser?
- Depende;
unos veces, como es; otras, como debe ser. Cuando lo pinto como es, es cuando
me siento menos inspirado.
- ¿Por
qué ama tanto su paisaje?
- Porque
me encuentro ligado, incluso desde antes de nacer.
- ¿Cuándo
surgió el pintor?
- Desde
que tuve uso de razón, antes; a les tres años ya dibujaba.
- ¿Sin
salir de ahí?
- Sí;
la primera salida fue para hacer el bachillerato, que lo hice a contrapelo;
luego tuve que luchar con mi familia, que me quería dar una carrera
universitaria.
- ¿Cree
que se mantiene más puro, el yo íntimo, anclado en su tierra?
- Yo
tengo un pie en Quesada y otro en el mundo, pero para volver a Quesada.
- ¿Qué
emprende en sus salidas?
- Aprendo
a estar más seguro en mi pueblo.
- ¿Tanta
falsedad hay por el mundo?
- El
noventa por ciento.
- ¿Qué
tanto por ciento de sinceridad hay en usted?
- Creo
que soy completamente sincero.
- De
su primera obra, a la de hoy, ¿qué diferencia hay?
- Casi
cincuenta años de trabajo y de pintor.
- En
su comunicación entre el lienzo y el tema, ¿qué diálogo hay?
- Yo
entiendo que la pintura es una cosa mental que se labora con el tiempo. Unas
veces hay un diálogo con el pasado; otras, con el presente, y hasta con el
futuro.
- ¿Rectifica
mucho?
- Poco;
gesto el cuadro en la cabeza. Lo veo dentro y lo traslado al lienzo, sin modelo.
- ¿Qué
es para usted la pintura?
- Vida.
- ¿Cuándo
da usted la última pincelada a un cuadro?
- El
cuadro manda.
- ¿No
queda usted corto en ese traslado de su imagen interior al lienzo?
- A
veces no llego y a veces me sorprende el resultado.
[1] En carta fechada en
París el 7 de noviembre de 1939, Zabaleta le dice a Cesáreo Rodríguez-Aguilera:
Esta mañana estuve
hablando por teléfono con Monreal desde Barcelona y me dijo que quieren que
ilustre el libro de Cela “Viaje por Andalucía”.
Por Cela, por
Monreal, y por muchas cosas, me encantaría hacerlo, pero figúrate, quieren que
lo haga en un plazo brevísimo de tiempo, y hasta que regrese hacia fines de mes
a Quesada, yo no lo tengo.
Haces el favor de
verte con Monreal lo más pronto posible, y en mi nombre le dices (no le escribo
a él por no tener aquí su dirección) todas estas consideraciones, que busquen
otro que pueda hacer las ilustraciones, y que si lo aplazan y me dan tiempo, yo
lo haría de muy buena gana.
También hablamos de
la posibilidad de hacer mi regreso por Barcelona, y hablar del asunto, pero
pienso que esto es difícil, ya que tengo el billete de vuelta por Irún.
Quieren que salga el
libro por Navidad, y comprenderás que por mis circunstancias actuales es
imposible mi colaboración.
Luis
Monreal (Zaragoza, 1912 – Barcelona, 2005) conservaba
un dibujo a tinta parisino de Zabaleta (“Café de la Paix”), dedicado con afecto
por el pintor en mayo de 1949.
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